La alfabetización no estaba extendida en Mesopotamia. Los escribas, casi siempre hombres, tenían que hacer un entrenamiento, y tras conseguir completar el currículo tenían el derecho a llamarse dubsar, que significa "escriba". Se convertían en miembros de una élite privilegiada que, al igual que los escribas del antiguo Egipto, mirarían con desprecio a sus conciudadanos.
El conocimiento sobre la vida en las escuelas babilonias se basa en un grupo de textos sumerios del periodo paleobabilónico. Estos textos se convirtieron en parte del currículo y todavía se seguían copiando mil años más tarde. El aprendizaje empezaba a una edad temprana en la é-dubba, la "casa de las tablillas". Aunque la casa tenía un maestro, un asistente y un secretario, parece que gran parte de la instrucción inicial y de la disciplina corría al cargo de un estudiante más mayor; el "hermano mayor" del aprendiz. Todos ellos tenían que recibir adulaciones o regalos de vez en cuando para evitar una paliza.
Aparte de matemáticas, la educación del escriba babilonio se centraba en aprender a escribir en sumerio y acadio usando el cuneiforme y en aprender las convenciones para escribir cartas, contratos y informes. Los escribas tenían como patrona a la diosa sumeria Nisaba. En épocas posteriores fue sustituida por el dios Nabu, cuyo símbolo era el estilete (un junco cortado para marcar signos en la arcilla húmeda).